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Hablándole humanamente fué que pude descifrar su misterio.

1er día: estaba lluvioso y me habló de forma muy alegre: "aunque este frio un fria cae bien.. verdad?!".. lo segundo que ví fue la botella de cerveza que le acompañaba, yo pensé: serán penas.

2do día: "Epa mi amigo, quieres un vaso de cerveza?"

Entonces en esta ocasión conversamos.

Entendí perfectamente que la vida le fué cruel y que no se convenció con las explicaciones de un cristianismo poco estudiado y aplicado, y que cuando no hubo más que hacer, se esforzó en conseguir la cerveza del sábabo, para hacer el tiempo reflexivo antes de las proximas reuniones menos formales con su propio ser y poder hacer recuerdos de recuerdos.

Yo entonces le seguí hablando humanamente, pero se puso tan humano que me contó demasiado: dónde trabajaba, donde ha vivido... además me dió con detalles las especificaciones del sistema de defensa que aplica contra aquellos a quienes considera enemigos, parecia que tenía muchos. Le habrá sido suficiente el haber escuchado sobre personas que eran "naturalmente" malas.. y estaba convencido de que él no era uno de ellos, porque sus hábitos lo mantenían con vida, entonces le llama disfrazadamente "sobrevivencia".

Su madre, que al parecer no fue muy amable en darle el trato humano que necesitó cuando lloraba por falta de atención, seguramente ya debe estar cerrando los ojos.. y ella, con ella misma, con el pasar de los años pudo taparse el dolor a base de días completos frente al televisor, medicamentos de la 3ra edad que le hacían decir "estoy tranquila", o llamadas de personas a mucha distancia, que todavía le admiraban por lo especial que alguna vez y en alguna época pudo ser.

Mi ahora amigo se ha puesto eufórico, y digo mi amigo, porque hice la empatía merecedora de

5 minutos de un cigarrillo ya habiéndo rechazado su vaso de cerveza, con una sincera batida de zapote en el estómago, debajo del sol..

Ya había visto en películas hollywoodenses que estas transacciones sociales pueden terminar en crimen organizado, pero estando todavía con aquél ser de casi el doble de mi edad... quien ha visto mas caras que yo, y habrá escuchado mil dolores y dos mil alegrias seguía allí, y yo con el poco tiempo solo terminé asintiéndole.. porque ya no podría seguir preguntándole más.