Breves cuentos de amores y trabas
AMOR POR LOS ANIMALES
Iba caminando bajo el sol grasiento del domingo pasado meridiano. Varios carros transitaban. Un gato suicida con granadas en el estómago se tiró a la calle para así poder alcanzar los neumáticos de un tractor. Cerré los ojos y Miau! Detuve mi vehículo pocos metros más adelante para rescatar al pobre perro que agonizaba en el pavimento, siempre fiel, siempre honesto. Me desmonté y cuando llegué hasta el hombre tirado en el piso éste me dijo atemorizado: descuida, estoy bien, solo fueron unos rasguños.
EL EXAGERADO
El hombre y la mujer lo hicieron en algún lugar de esos escondidos, a escondidas. Días después el hombre y la mujer en el teléfono, ella le dice: Ay papito, tu no te imaginas lo que a mi me pasó. Ella le cuenta que le habían visto salir del lugar escondido la noche robada, y le comenta que en realidad no le preocupaba, que en cambio eso le había sumado emoción a la aventura, al recuerdo, y que seguramente ella no era el primer voluntario que habían visto por ahí bebiendo, fumando o singando. Tenemos que volver. Quiero echarte pilas! él le insistió desde el otro lado, y entonces volvieron al mismo lugar escondido otro día robado.
Varios días después el hombre y la mujer en el teléfono, él le dice: Ay mi jeva, tu no te imaginas lo que a mi me pasó. El le cuenta que le habían visto y atrapado cuando salia del lugar escondido la última noche robada y le comenta que mientras le daba explicaciones al tipo de seguridad y a la señora del mantenimiento empezaron a salirle burbújas de látex que flotaron hasta el techo de la sala de trauma y shock del hospital en el que prestaban el servicio voluntario.
Fue la última vez que el cubano y la boricua hablaron.
Iba caminando bajo el sol grasiento del domingo pasado meridiano. Varios carros transitaban. Un gato suicida con granadas en el estómago se tiró a la calle para así poder alcanzar los neumáticos de un tractor. Cerré los ojos y Miau! Detuve mi vehículo pocos metros más adelante para rescatar al pobre perro que agonizaba en el pavimento, siempre fiel, siempre honesto. Me desmonté y cuando llegué hasta el hombre tirado en el piso éste me dijo atemorizado: descuida, estoy bien, solo fueron unos rasguños.
EL EXAGERADO
El hombre y la mujer lo hicieron en algún lugar de esos escondidos, a escondidas. Días después el hombre y la mujer en el teléfono, ella le dice: Ay papito, tu no te imaginas lo que a mi me pasó. Ella le cuenta que le habían visto salir del lugar escondido la noche robada, y le comenta que en realidad no le preocupaba, que en cambio eso le había sumado emoción a la aventura, al recuerdo, y que seguramente ella no era el primer voluntario que habían visto por ahí bebiendo, fumando o singando. Tenemos que volver. Quiero echarte pilas! él le insistió desde el otro lado, y entonces volvieron al mismo lugar escondido otro día robado.
Varios días después el hombre y la mujer en el teléfono, él le dice: Ay mi jeva, tu no te imaginas lo que a mi me pasó. El le cuenta que le habían visto y atrapado cuando salia del lugar escondido la última noche robada y le comenta que mientras le daba explicaciones al tipo de seguridad y a la señora del mantenimiento empezaron a salirle burbújas de látex que flotaron hasta el techo de la sala de trauma y shock del hospital en el que prestaban el servicio voluntario.
Fue la última vez que el cubano y la boricua hablaron.
2 Comments:
me gusto bastante tu blog :) pasa por el mío si quieres leer algo y opinas.
Gracias! Me gustó la carta a la muñeca de trapo. Un saludo!
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